José María García Fernández, conocido artísticamente como «Castilviejo» (1907-1995), fue un destacado pintor zamorano que dejó una profunda huella en el panorama artístico de la región y más allá.
Nació en Zamora, en el seno de una familia con una rica tradición intelectual, lo que influyó en su desarrollo artístico y cultural. Fue sobrino del filósofo José María Castilviejo Vicente, lo que subraya la conexión de su familia con la vida intelectual española.
Vida y formación
José María García Fernández «Castilviejo» nació en una época en la que Zamora se encontraba en pleno cambio cultural. Desde joven mostró una inclinación hacia el arte, especialmente la pintura, y comenzó a formarse en esta disciplina. A lo largo de su vida, estuvo muy influenciado por el entorno rural y urbano de Zamora, lo que se convirtió en una constante temática en su obra.
A lo largo de su carrera, Castilviejo viajó por diferentes partes de España y Europa, lo que le permitió ampliar sus horizontes artísticos, al mismo tiempo que perfeccionaba su técnica. Aunque su nombre no resonó tanto a nivel internacional, en España se le reconoció por su calidad técnica y su profundo amor por la representación de la naturaleza y la vida cotidiana.
Estilo y obra
Castilviejo fue un pintor de fuerte raigambre costumbrista, que combinó un realismo lírico con influencias de corrientes impresionistas. Su estilo se caracterizaba por una pincelada suelta pero controlada, con una notable sensibilidad en la representación de la luz y los paisajes.
Características principales de su obra:
- Paisajes y escenas rurales: Su obra estuvo profundamente influenciada por los paisajes de Zamora, su tierra natal. Campos, pueblos, ríos y cielos amplios fueron elementos recurrentes en su trabajo. En sus lienzos se percibe una nostalgia por la vida rural, así como una admiración por la belleza natural de su entorno.
- Uso de la luz: Castilviejo destacaba por su dominio del uso de la luz. Al igual que los impresionistas, supo captar los efectos cambiantes de la luz natural en los paisajes, dándoles un aire de vitalidad y dinamismo que atraía a los espectadores.
- Retratos y escenas de la vida cotidiana: Aunque los paisajes dominaban su obra, también pintó retratos y escenas de la vida cotidiana, en las que reflejaba la vida sencilla y los personajes de los pueblos zamoranos. En estos cuadros, Castilviejo mostró un profundo respeto y cariño por las personas que representaba, capturando su carácter y dignidad.
- Colores y atmósferas: Su paleta de colores era cálida, llena de ocres, verdes y azules que evocaban las estaciones del año y los diferentes momentos del día. Este manejo del color contribuía a crear atmósferas envolventes en sus paisajes.
Reconocimientos y exposiciones
José María García Fernández «Castilviejo» fue muy apreciado en la escena artística zamorana y castellana. Participó en numerosas exposiciones locales y regionales, y su obra ha sido parte de colecciones privadas y públicas. Aunque no fue un pintor de fama internacional, su trabajo fue altamente valorado en los círculos artísticos de España, especialmente en Castilla y León.
A lo largo de su vida, recibió varios reconocimientos por su contribución al arte regional, y su obra sigue siendo apreciada en Zamora, donde se le recuerda como uno de los principales exponentes de la pintura costumbrista.
Legado
El legado de «Castilviejo» radica en su capacidad para capturar la esencia de Zamora, una tierra de la que nunca se desvinculó y que fue una constante fuente de inspiración para su arte. Su trabajo refleja un profundo amor por la naturaleza y la vida rural, lo que lo convierte en un cronista visual de su tiempo y lugar.
A través de su obra, contribuyó a que las generaciones futuras pudieran apreciar el patrimonio cultural y paisajístico de Zamora, y su influencia sigue viva en los artistas de la región. Su obra es un recordatorio de la importancia de preservar la belleza de lo cotidiano y de nuestra conexión con la tierra.