Nací en 1941 en Palencia, por casualidad. Enseguida mis padres volvieron para aquí y desde entonces fui un poco de todos los barrios de Zamora.
Estudié en la escuela de San Frontis, jugué por las calles de La Horta, crecí entre Villagodio y San Lázaro. Luego ya fui a perseguir mi sueño y empecé a vivirlo modelando barro en mi primer taller de la calle Zapatería.
En la Academia de Bellas Artes de San Fernando estudié arte y encontré a varios de mis compañeros de vida entre pinceles, ilusiones y proyectos. En Ravenna me enseñaron a adorar los mosaicos y soy autor de varios que están repartidos por España. Aquí en Zamora el que corona la entrada de la Iglesia de San Benito. También me divertía creando vidrieras que iluminan con sus colores la oración en más de un convento de clausura y otras la enseñanza en el IES Maestro Haedo.
Llené mi vida de aulas y alumnos, adoraba dar clase. Eso hice durante muchas tardes en el estudio de Las Tres Cruces y por las mañanas en Benavente, Escuela de Arte de Salamanca, Magisterio, IES Claudio Moyano. Cuando inauguraron la Facultad de Bellas Artes salmantina, renuncié a la oferta de ocupar la Cátedra de Dibujo. Sentí que era el momento de trabajar para crear la escuela de Arte de Zamora. Y lo conseguí. Tras probar en varias sedes llegamos al Castillo, su lugar mágico, en él la Escuela creció imparable. Fui feliz siendo comisario de La Bienal de Pintura hasta que voló sola. También ayudando a recopilar las primeras piezas que fueron conformando el origen del Museo Etnográfico. Y disfruté en los jardines del Parque León Felipe el día que junto a Baltasar Lobo y unos amigos, colocamos una de sus grandes esculturas.
En 2014 como venido del cielo, bendito Ángel de la guarda, me cayó el regalo de hacer el cartel para Semana Santa. Conseguí vivir como quería, sumé mañanas de clase en la Escuela de Arte y fui descontando tardes de óleo en mi estudio. Exponer me daba vida, los alumnos alegría y pasear Zamora me llenaba de ganas para seguir con todo.
Y eso hice hasta que a finales de septiembre de 2015 me fui para siempre. Justo cuando empezaba el curso aquí y quizá, eternamente, en algún otro lugar.