Allá por los años 90 tuve el placer y el privilegio de atravesar cada tarde el viejo portón de la Rúa que daba acceso a un paraíso donde el Maestro nos esperaba.
Aprendí a medir con el lápiz, a ver mil colores en una simple pared encalada, a pronunciar las sombras para darle vida a los objetos, a manejar el carboncillo al son de la música clásica que sonaba en aquel espacio lleno de vasijas, corchos de embalaje, bustos, figuras y telas de fondo… Otra vez más apareciendo telas en otro capítulo de mi vida.
Antonio sabía sacar lo mejor de nosotros desde el cariño, desde la motivación, desde cada palabra precisa, desde cada mirada… Nos hacía sentir «artistas»…
Recuerdo sus clases con tanto cariño… El mismo que hoy siento cuando atisbo su silueta encorvada por los años y por la vida, caminando por las calles de nuestro casco antiguo. Y entonces recuerdo su magia, su sonrisa, su sentido del humor y todo lo que aprendí de el más allá de la pintura.
Antonio Pedrero Yéboles es un destacado pintor y escultor zamorano, cuya obra ha dejado una huella significativa en el arte contemporáneo español. A lo largo de su carrera, Pedrero ha demostrado una notable versatilidad y una profunda conexión con su tierra natal, que se refleja en su vasta producción artística que abarca tanto la pintura como la escultura.
Antonio nació en Zamora (1939), una ciudad con una rica historia y patrimonio cultural, que sin duda influyó en su sensibilidad artística desde temprana edad. Desde joven mostró un gran interés por las artes plásticas, lo que le llevó a formarse en diversas disciplinas artísticas.
A lo largo de su vida, Pedrero ha estado profundamente vinculado a su ciudad natal, lo que ha influido de manera significativa en su obra, llena de referencias a la historia, la arquitectura y la vida cotidiana zamorana.
A lo largo de su carrera, Pedrero ha participado en numerosas exposiciones tanto en España como en el extranjero, lo que le ha permitido ganar reconocimiento y prestigio en el mundo del arte. Su trabajo ha sido objeto de estudio y admiración por críticos de arte, coleccionistas y amantes del arte en general.
La obra de Antonio Pedrero se caracteriza por una gran diversidad temática y técnica. En pintura, ha explorado una amplia gama de estilos y géneros, desde el realismo hasta el abstracto, siempre con una fuerte carga emotiva y un profundo sentido de la estética. Sus cuadros a menudo reflejan paisajes de Zamora, escenas costumbristas, y retratos llenos de vida y expresividad. Su trabajo transmite una profunda conexión con las tradiciones, la historia y la vida de Zamora. Esto se puede ver en sus representaciones de paisajes urbanos, momentos históricos y escenas de la vida cotidiana zamorana.
Utiliza una paleta de colores rica y variada, y su manejo de la luz y la sombra demuestra una gran maestría técnica.
En el ámbito de la escultura, Pedrero ha creado piezas que destacan por su fuerza y expresividad. Sus esculturas, que van desde pequeñas piezas hasta grandes obras públicas, muestran una gran habilidad en el uso de materiales diversos como el bronce, la piedra y la madera. Sus temas suelen ser humanos, representando figuras llenas de dinamismo y vitalidad, pero también ha explorado temas abstractos y simbólicos.
Su contribución al arte contemporáneo es significativa, y su legado perdurará en la historia del arte español. Su vida y su obra son un testimonio de su pasión por el arte y su dedicación a la exploración creativa.
Algunas de sus obras:
Monumento al Merlú, 1996, Plaza Mayor (en la puerta de la iglesia de San Juan), Zamora.
Monumento a Sor Ignacia Idoate, 2000, Calle Hospital de Zamora.